El aire comprimido se usa para controlar las válvulas y actuadores en líneas automatizadas para llenado, envasado y embotellado. El aceite se acumula en el aire y puede atascar estos componentes, ocasionando costosas paradas de producción. Además, los instrumentos descargan continuamente el aire, que contaminará el producto final si contiene aceite.
El aire comprimido se usa para transportar productos alimenticios, como leche en polvo o cacao en polvo, por tuberías. El aceite contaminante se mezclará con el polvo y deteriorará el producto.
El aire comprimido se usa para limpiar botellas, paquetes y moldes antes del llenado. El aceite en el aire comprimido contaminará los envases de alimentos y alterará el sabor del producto final, además de ser un riesgo para la salud.
El aire comprimido se bombea en un líquido para reforzar su contenido de oxígeno. Se usa, por ejemplo, en piscicultura para oxigenar el agua en las capas bajas y para oxidar los sedimentos. La contaminación de aceite en el aire matará los peces y otros organismos.
El aire comprimido suministra oxígeno a las bacterias durante la fermentación para producir ingredientes alimentarios, como ácido cítrico. La presencia de incluso pequeñas trazas de aceite afectará a la actividad bacteriana y contaminará el producto final.
En el proceso de separación de aire, el aire comprimido se disocia en oxígeno y nitrógeno. El nitrógeno se usa después para conservar los alimentos en latas, en instalaciones de almacenamiento grandes y en transporte marítimo. El aire debe ser 100% exento de aceite, dado que el nitrógeno toma contacto directamente con los alimentos. El aceite también destruirá las membranas en las plantas PSA, y estas membranas son muy caras.
El aire comprimido se usa para enfriar los alimentos cuando salen del horno. La contaminación del aire deteriora el producto final, provocando rechazos y pérdidas de producción.